Sin complejos y con sensatez, hablemos de prestaciones sociales

Mònica Querol (PP)

Estos días atrás, algunos me han criticado, incluso insultado, por hablar claro y sin complejos, por decir lo que pienso y lo que queremos hacer. Si creen que eso va a amedrentarme, andan bien equivocados. Nunca he dejado de hablar claro y no voy a hacerlo ahora. Voy a seguir hablando de lo que nos preocupa y ocupa, de RUBÍ, de sus problemas y de nuestras soluciones. En fin, que no voy a cortarme.

Y hoy le toca a la distribución de las prestaciones sociales, de las ayudas, para entendernos. Para otorgarlas es necesario establecer unos criterios en función de las respuestas que demos a estas dos preguntas: ¿qué prestaciones podemos ofrecer? y ¿a quién van destinadas?

En principio, la respuesta parece fácil, es decir, las ayudas que sean necesarias y a todo aquel que las necesite, ¿no?. Pero no es tan simple como parece. La realidad nos dice que muchas de las personas que necesitan ayudas quedan fuera de las mismas por distintos motivos.

En primer lugar, porque para recibir ayudas tus ingresos no pueden superar los 7.967,73€ anuales. De modo que si ingresas un euro más, es decir, 7.968,73€, quedas fuera del sistema de prestaciones. Lo cual pone de manifiesto la imperiosa necesidad de modificar, al alza, los ingresos máximos para permitir que las familias de clase media, que pasan por dificultades económicas, puedan tener acceso a estas ayudas.

En segundo lugar, porque, a parte de las ayudas básicas o de emergencia, que entendemos que deben ser de acceso universal, no parece lógico que una persona que acaba de llegar a Rubí tenga los mismos derechos para acceder a las ayudas que aquellos vecinos que han pagado toda la vida sus impuestos en Rubí y que ahora que las necesitan se quedan fuera. De manera que es necesario establecer requisitos para el acceso, como llevar un mínimo de cinco años empadronado.

Y, en tercer y último lugar, el Ayuntamiento no observa, más allá de criterios técnicos, a quien otorga ayudas. Y cabe decir que se están adjudicando prestaciones sociales a personas que no respetan nuestros valores, nuestras reglas y normas de convivencia. Por lo que resulta prioritario y urgente establecer mecanismos de control que aseguren que los receptores de dichas ayudas deben aceptar y respetar, para empezar, la igualdad de la mujer.

Así que dejémonos de complejos y de actitudes pusilánimes. No se trata de racismo, ni de xenofobia, ni de nada parecido. Se trata de defender nuestro sistema de vida, nuestra sociedad, nuestra democracia, nuestra casa. Se trata de dejar de ser complacientes con aquellos que no creen en nuestra sociedad. Sin cortarnos, sin complejos. A eso se le llama sensatez, por más que algunos quieran hacernos ver y creer lo contrario.

Mònica Querol, candidata del Partit Popular (PP).