La alternativa a veinte años de decadencia y gestión ineficiente en Rubí

Antoni García (VR)

En los últimos veinte años Rubí se ha convertido en un ejemplo de gestión ineficiente de los recursos públicos. En el año 2015, después de 36 años de democracia, hemos heredado una ciudad en la que no se han creado espacios verdes integrados en ella, en la que han desaparecido zonas de ocio que antes eran un referente y que se han trasladado a otras ciudades de nuestro entorno, en la que la movilidad de peatones y tráfico rodado es un caos sin resolver, en la que el transporte público no es operativo, en la que no hay carriles bici, en la que tenemos un gran vertedero en funcionamiento y otros a la espera de iniciar su actividad. Una ciudad que sigue dividida por la riera sin una solución real a medio plazo, sin una planificación que dignifique los espacios urbanos, y que concentra las obras en periodos pre-electorales. Y todos aquellos responsables políticos de este desaguisado, de diferentes partidos políticos, que han pasado por el gobierno municipal, no pueden eludir su responsabilidad.

Vivimos en un municipio en el que la clase política se ha alejado de los vecinos y de los problemas cotidianos de estos, y en el que las instituciones han acabado estando al servicio de los partidos políticos.

Por todos estos motivos, desde Veïns per Rubí (VR) defendemos un cambio radical en la gestión de los recursos públicos del municipio, defendiendo una gestión eficiente, una transparencia total en el ámbito local, y una relación normalizada entre representantes y representados, estando los primeros al servicio de los segundos por encima de cualquier interés de partido en el ámbito supramunicipal. Por eso nace VR, porque es necesario un cambio profundo impulsado desde la ciudadanía de base.

En economía, ya sea macroeconomía o microeconomía, sea de un Estado, de un Ayuntamiento, de una empresa o de un hogar, se ha hace imprescindible gestionar los ingresos y los gastos de forma óptima.

De esta manera es necesario que optimicemos todos los costes asociados al funcionamiento eficiente de una administración local, así como crear las condiciones adecuadas para generar un volumen de ingresos mayor, potenciando una mayor actividad económica, asociada al comercio, autónomos, la pequeña y mediana empresa, sin olvidarnos de hacer atractiva nuestra ciudad para las grandes empresas que desarrollen una actividad limpia y respetuosa con el medioambiente. Por otro lado, esto ayudaría también a reducir el nímero de desempleados en nuestro municipio.

Para realizar una gestión eficiente es necesario que los cargos electos que formen parte del gobierno municipal tengan la capacidad, la experiencia y la conciencia para gestionar de forma óptima los más de setenta millones de euros del presupuesto municipal.

Los cargos electos deben dirigir a los empleados públicos para invertir en políticas sociales, para dignificar los espacios urbanos y, en general, para conseguir la mayor calidad de vida posible para nuestras vecinas y vecinos.
No olvidemos que los recursos públicos son de todos, no de la clase política ni de los cargos electos y, precisamente por eso, estos deben gestionarse con la mayor responsabilidad y eficiencia económica. Por desgracia, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Economía y Hacienda, Rubí tiene una deuda cercana a los cincuenta millones de euros, una herencia difi?cil de digerir, y claro exponente de la nefasta gestión económica y de la decadencia política en nuestra ciudad en los últimos veinte años.

Gestionar también es optimizar los recursos humanos que forman parte de la plantilla municipal, manteniendo los empleos, pero reorganizando su estructura y garantizando el mejor servicio público para todos los vecinos.
Por otro lado, la transparencia total se ha convertido en un requisito necesario e imprescindible en el ámbito político en el que vivimos, plagado de casos de corrupción en los tribunales, con imputados de casi todos los partidos políticos. Esa transparencia debe ser el muro infranqueable que dificulte sobremanera la corrupción política.

Los vecinos tenemos derecho a conocer en qué se gasta hasta el último céntimo de nuestros impuestos, y si hay familiares de cargos electos o de afiliados de algún partido político ocupando cargos de responsabilidad no ocupados por funcionarios.

Y la única explicación para que no exista un nivel de transparencia absoluto, es que no ha habido voluntad política por parte de los representantes municipales para que eso sea una realidad. Y esas voluntades sólo pueden cambiarse en las urnas con nuestros votos.

Desde VR nos ponemos a disposición de nuestros vecinos para asumir cualquier responsabilidad que nos sea delegada en las urnas, y poner en práctica los ejes básicos de un buen gobierno, en base al compromiso adquirido en nuestro programa electoral. Es el turno de que los vecinos decidamos el futuro que queremos para nuestro municipio en los próximos años.

Antoni García, candidat de Veïns per Rubí (VR).