Discusiones bizantinas

José Segura

Cuenta la historia que cuando las tropas turcas entraban en Bizancio (hoy Estambul) se encontraba el Senado de la Ciudad debatiendo sobre el sexo de los ángeles, o, en versión de otros, si Jesucristo estaba sentado a la derecha o a la izquierda de Dios Padre. El resultado fue que los turcos tomaron Constantinopla y fue el principio del fin del imperio romano de occidente. Es lo que se llama discusiones bizantinas, o, más popularmente, diálogo de besugos.

Resulta evidente que el ser humano, no solo no aprende, sino que se resiste a aprender. A pesar de los siglos transcurridos, la situación actual recuerda mucho a aquella. Reemplacemos a los turcos por el capital (fondos buitres, sociedades de inversión, los mercados, la banca, etc.); Bizancio por el Estado del Bienestar y, por último, el Senado por los gobernantes y políticos actuales.

A fin de ilustrar la teoría anterior, me remitiré a un excelente trabajo periodístico publicado el pasado día 21 de enero en El Periódico de Catalunya (Págs. 2 a 8) (cuya lectura les recomiendo). De tan extenso estudio hay una frase que, a mi juicio, sirve de resumen: 'El 28% de la población está en riesgo de pobreza, con graves consecuencias en educación, salud y vivienda, lo que se puede desarrollar en estas dos afirmaciones; primera: El riesgo de fracaso escolar es seis veces mayor entre los hijos de familias pobres que entre los de las acomodadas. Una intervención precoz desde la guardería es determinante. Y la segunda; Las desigualdades económicas influyen en la esperanza de vida y la frecuencia de visitas al médico. Las personas pobres tienen más problemas cardiovasculares y de salud mental'. Fijémonos que el estudio habla del 28%, es más de la cuarta parte, ¡¡es muchísimo!!

Y a todo esto nuestros gobernantes, salidos en teoría, sólo en teoría, de una legitimidad democrática, mirando para otro lado y llevando a cabo políticas absurdas e incomprensibles, o, lo que es peor, totalmente comprensibles. Estando eficazmente ayudados, todos ellos sin importar color o ideología por sus servidores mediáticos y por sus bufones.

Es todo un espectáculo verlos enzarzados en discusiones bizantinas, es decir si la legitimidad para gobernar es mía porque me la ha otorgado el pueblo con su voto, que no, que es mía y por eso aplico el 155, que si puedo gobernar por Internet, que si vienes te detengo, que si son galgos que si son podencos, en definitiva diálogos de besugos, o, como se dice ahora, lo siguiente. Y mientras, todo paralizado (Presupuestos, nuevas leyes, y lo que debería formar parte del ejercicio de gobierno).

Y, que nadie me diga que para mantener el Estado del Bienestar no hay dinero suficiente porque "no cuela". Si somos capaces de eliminar la corrupción y, sobretodo, de controlar el despilfarro del dinero público gastado en cantidades masivas en obras públicas innecesarias y en mantener un sistema de gobierno que, además de no tener ninguna relación con la democracia, nos sale brutalmente caro (17 parlamentos, Senado, 50 diputaciones, miles de ayuntamientos, etc.etc.), podemos tener la seguridad que recursos no han de faltar.

Tampoco es de recibo la excusa de unos y otros de que todo se hace con la intención de dotar a los ciudadanos de unas óptimas condiciones de vida, lo que de verdad les impulsa es, una desmedida ambición por llegar/conservar el poder y todo lo que representa.

Lo grotesco de todo esto es que nosotros, el pueblo, nos los creemos y hasta les votamos.

Me viene a la memoria la genial intervención de José Antonio Labordeta en el Congreso de los Diputados cuando dijo a "Sus Señorías"   ...iros todos a la mierda...

José Segura